Las medidas farmacológicas generalmente consisten en colirios que reducen la presión intraocular.
Estos fármacos se prescriben para tratar los ojos con hipertensión ocular y con glaucoma, y deben aplicarse con la frecuencia correcta. La finalidad del tratamiento médico es reducir la presión intraocular por debajo del nivel a partir del cual empeora la lesión del nervio óptico.
Los colirios disminuyen la presión por mecanismos diferentes: algunos reducen la producción del humor acuoso y otros aumentan el flujo de salida.
El buen cumplimiento del tratamiento es fundamental para controlar de forma eficaz la enfermedad, ya que el glaucoma, generalmente, es una enfermedad crónica que requiere un seguimiento continuado y estricto.
Es muy importante diagnosticar la enfermedad de forma precoz para controlar su evolución, por lo que se recomienda una visita anual al oftalmólogo a partir de los cuarenta años.
Cuanto más avanzado esté el proceso glaucomatoso en la presentación inicial, más bajo debe ser el intervalo de presión objetivo para prevenir que la enfermedad avance.
El tratamiento inicial del glaucoma de ángulo abierto normalmente es médico, y se reserva la cirugía para casos de fracaso o mala tolerancia a la medicación.
La eficacia del régimen terapéutico debe reevaluarse periódicamente.
