Los traumatismos de alta intensidad en la región periocular pueden ocasionar graves daños a las estructuras oculares y sus anejos. En algunos casos, estos daños requieren procedimientos especializados como la reconstrucción palpebral para recuperar la funcionalidad y la estética de los párpados. Las causas más frecuentes de este tipo de lesiones son los traumatismos deportivos, los accidentes de tráfico, heridas en conflictos bélicos y otras situaciones de violencia, quemaduras graves y mordeduras de perro.
En los ojos, un traumatismo de suficiente intensidad puede ocasionar graves lesiones a las estructuras internas del globo ocular que pueden comportar una pérdida de visión permanente. Cuando el impacto no es tan severo, pueden aparecer hemorragias intraoculares, catarata traumática, glaucoma o desprendimiento de retina, situaciones que suelen tener tratamiento y buen pronóstico.
En casos de daños severos en los párpados, puede ser necesaria la reconstrucción palpebral para restaurar tanto la función como la apariencia estética de la zona afectada.