La degeneración macular asociada a la edad (DMAE atrófica), también conocida como degeneración progresiva de la mácula, es la primera causa de pérdida de visión en pacientes mayores de cincuenta años en el mundo occidental. Con más de 25 millones de personas afectadas en todo el mundo, se calcula que cada año se registran unos 500.000 nuevos casos. Esta enfermedad tiene una base genética, pero los factores epigenéticos, como los hábitos de vida y los factores ambientales, juegan un papel fundamental en su progresión. De hecho, la microbiota intestinal ha demostrado influir de manera importante. El Instituto de la Mácula es pionero en la investigación del impacto de la microbiota en la progresión de las diferentes formas de la DMAE.
Subclases de DMAE y estadios de la enfermedad
La DMAE se divide en tres estadios:
DMAE temprana: Se observan pequeños depósitos de desechos en las capas externas de la retina, debido al mal funcionamiento de las células retinianas, especialmente del epitelio pigmentario.
DMAE intermedia: Los depósitos aumentan de tamaño, los cambios degenerativos se hacen más visibles y comienza a afectar la función visual.
DMAE avanzada: En este estadio, las células retinianas mueren, provocando la pérdida irreversible de la visión central. Esta fase incluye la DMAE atrófica (muerte de las células de la retina), que puede evolucionar rápidamente.
La DMAE atrófica es una de las formas más graves y puede causar la pérdida de visión en pocos años. A medida que la enfermedad avanza, las zonas de muerte retinal crecen, lo que acaba afectando la visión de manera irreversible.
DMAE “seca” vs. DMAE atrófica
A menudo se habla de la DMAE seca, pero es un término confuso. Algunos lo usan para referirse a la DMAE intermedia, mientras que otros lo asocian directamente con la DMAE atrófica. La DMAE intermedia implica la acumulación de depósitos de desechos debido a la alteración de las células del epitelio pigmentario. Con el tiempo, estas células mueren y provocan el inicio de la DMAE avanzada en su forma atrófica, que implica la muerte progresiva de la retina y la pérdida de visión irreversible.
Terapias para la DMAE atrófica
El Prof. Jordi Monés ha sido un pionero en el desarrollo de terapias emergentes para la DMAE atrófica. En 2005, impulsó la investigación con la empresa biotecnológica Ophtohotech para utilizar tratamientos anti-VEGF en pacientes con DMAE atrófica. Estas investigaciones llevaron al desarrollo de un tratamiento llamado Avacincaptad Pegol, que ha mostrado resultados significativos en la prevención de la progresión de la atrofia geográfica. Esto representa un avance importante para el tratamiento de esta enfermedad.
Actualmente, también se están investigando tratamientos con terapia génica, como los ensayos clínicos en fase 3 en el Instituto de la Mácula y otros tratamientos diseñados por el Dr. Monés en el campo de la terapia génica en los Estados Unidos.
Prevención de la DMAE
Aunque no existe un tratamiento para prevenir la enfermedad directamente, mejorar el estilo de vida puede ayudar a no agravarla. Las siguientes recomendaciones son fundamentales:
No fumar.
Mantener una dieta sana: rica en frutas y verduras y baja en grasas de origen animal.
Hacer ejercicio de manera regular.
Mantener un peso saludable.
Adoptar hábitos saludables de sueño, durmiendo al menos 7 horas al día.
La DMAE atrófica es una enfermedad compleja que afecta a millones de personas a nivel mundial, pero los avances en la investigación y las terapias emergentes ofrecen esperanza para los pacientes afectados.