Hoy en día se utilizan principalmente dos técnicas de cirugía refractiva corneal, ambas practicadas por el equipo del Instituto de la Mácula.
Técnica LASIK
Es la cirugía refractiva corneal que se lleva a cabo con mayor frecuencia. Consiste en modificar la forma de la córnea para cambiar la refracción o graduación total del ojo. Para ello, se separan cuidadosamente las primeras láminas del tejido corneal (flap corneal), ya sea de forma mecánica o con el láser de femtosegundo, y después se aplica el láser excimero, que modela la córnea para corregir las dioptrías deseadas. Finalmente, se recubre la zona tratada con el flap corneal, sin necesidad de puntos, para restablecer la superficie ocular normal.
El láser excimero de que disponemos en el Institut de la Màcula permite llevar a cabo tratamientos personalizados para aumentar la precisión en la corrección y para mejorar la calidad visual, además de respetar de forma más eficiente el grosor de la córnea.
La cirugía refractiva LASIK se realiza con anestesia tópica, dura pocos minutos y es indolora, y la recuperación visual es prácticamente inmediata. Al cabo de pocas horas el paciente puede realizar la mayoría de las actividades habituales sin necesidad de gafas.
Técnica PRK
La queratectomía fotorrefractiva (PRK) con láser excimero es una técnica quirúrgica mediante la cual se corrigen las dioptrías con ablación superficial corneal. Con esta técnica el láser se aplica directamente sobre la superficie externa de la córnea para esculpir una nueva superficie óptica debajo del epitelio.
Las principales ventajas de la PRK son la simplicidad, la seguridad (no necesita corte corneal) y la precisión. Sin embargo, al final del tratamiento deja un área corneal denundada del epitelio, el cual debe regenerarse. Esto provoca molestias postoperatorias en los primeros días.
La PRK es preferible en algunos casos, sobre todo para corregir bajas miopías y en casos de opacidades corneales superficiales que se quieran eliminar.