La familia del virus del herpes es una causa importante de infección ocular.
La infección por el virus del herpes simple afecta a casi todos los tejidos oculares, como el párpado, la conjuntiva, la córnea, el iris, la malla trabecular y la retina.
Las formas de presentación más frecuentes de una infección ocular por el virus del herpes son:
- Blefaroconjuntivitis: afectación palpebral y conjuntival que normalmente se combina con ganglios linfáticos preauriculares palpables. Aparecen vesículas sobre la piel o en el borde palpebral.
- Queratitis epitelial: produce sensación de cuerpo extraño, fotofobia, enrojecimiento y visión borrosa.
- Queratitis estromática: se produce cuando la infección afecta a las capas más profundas de la córnea y origina un edema estromático —normalmente, el epitelio se mantiene intacto—, lo que se traduce en disminución de visión, fotofobia y dolor.
- Iridociclitis: se produce una inflamación de la cámara anterior del ojo que se asocia a una presión intraocular elevada. Causa hipersensibilidad a la luz, visión borrosa, dolor y enrojecimiento ocular.