Mirémonos a los ojos
La mirada no solo es indispensable para la comunicación y la transmisión de las emociones. También puede ser un indicador del estilo de vida y del estado de la salud de la persona. La cirugía puede ser el tratamiento óptimo para algunas alteraciones, como las bolsas o el exceso de piel —dermatocalasia. Con todo, hay otras afecciones que se pueden tratar en la consulta, de manera ambulatoria, con tratamientos poco o nada invasivos.

Ojeras
Las alteraciones en la coloración de la piel por debajo de los párpados inferiores, conocidas popularmente como ojeras, pueden causarlas cambios pigmentarios, cambios vasculares o una combinación de ambas circunstancias. En función de la causa, las ojeras se pueden tratar con peelings específicos para disminuir la pigmentación, rellenos dérmicos como el ácido hialurónico, para disminuir las ojeras vasculares, o estimuladores de la producción de colágeno, si la causa de las ojeras es mixta. Otra opción de tratamiento es la luz pulsada intensa (IPL), que, además, mejora los síntomas del ojo seco y la blefaritis —inflamación palpebral.

Envejecimiento de la mirada: prevención y tratamiento
Para el tratamiento del tercio superior facial aplicamos fármacos que provocan un efecto tensor y permiten disminuir las arrugas de la piel que se forman con la expresión facial, también llamadas arrugas dinámicas. Asimismo, se pueden hacer aplicaciones con dosis más bajas, llamadas tratamientos baby, con el objetivo de prevenir la formación de arrugas estáticas, que son aquellas que persisten, independientemente de la contracción muscular facial al expresarnos. Una vez instaurada la arruga, por ejemplo, en las arrugas perioculares o patas de gallo, se pueden aplicar tratamientos de redensificación con estimuladores del colágeno endógeno o una voluminización de la piel con ácido hialurónico. Los estimuladores de la producción de colágeno endógeno son tratamientos pensados para estimular el aumento espontáneo y de forma localizada la producción de tejido conectivo. Esto mejora los efectos de la edad, como la flaccidez o la pérdida de densidad de la piel, de manera que, además, se aporta una hidratación intensa. En este sentido, destaca el plasma rico en plaquetas, un estimulador del colágeno endógeno basado en factores de crecimiento extraídos de la sangre del propio paciente.
El ácido hialurónico es el relleno dérmico por excelencia. Esto es así por varios factores: se tolera muy bien, tiene un potencial alergénico bajo y se dispone de un antídoto, la enzima hialuronidasa. Se puede utilizar para incrementar el volumen o la proyección de una zona concreta, pero también para tratamientos de hidratación.